El Saocom 1A ya está en órbita. El satélite desarrollado en la sede que la Conae tiene en Córdoba, en Falda del Cañete, fue lanzado con éxito el domingo 07 de octubre a las 23:11hs local.
Algunos de los objetivos del Satélite Argentino de Observación con Microondas:
– Identificar zonas en riesgo de inundación y emitir alertas tempranas, así como detectar suelos muy secos con riesgo de incendios.
– Generar mapas de humedad del suelo con frecuencia diaria, producir mapas de riesgo de enfermedades de cultivos y evaluar escenarios para la toma de decisiones de siembra y fertilización.
– Conocer la cantidad de agua disponible en nieve húmeda para riego, obtener mapas de desplazamiento de glaciares, mapas de desplazamiento del terreno y mapas de pendientes y alturas, entre otras aplicaciones.
Ese que alcanzará una vez que sea colocado en el espacio a unos 620 kilómetros de la Tierra y comience a brindar valiosos datos de suelo y agua.
Unos 30 argentinos estuvieron en la base militar, mientras otros cientos lo hicieron desde nuestro país. Pero hay muchos otros ojos pendientes de este lanzamiento y comienzo del trabajo concreto del primer satélite de radar argentino.
Esos ojos pertenecen a científicos, ingenieros y empresas de diversos países que no pueden creer que en Argentina se haya desarrollado esta capacidad tecnológica partiendo desde cero.
Su construcción real demandó 5 años, pero el proyecto data desde 1998. En estos 20 años su planificación, financiamiento y construcción atravesó 7 gobiernos (Menem, De la Rúa, Duhalde, Kirchner, Fernández de Kirchner y Macri), con todas las crisis económicas y políticas que conocemos.
Es tan impresionante el desarrollo argentino que basta saber cuántos países lograron este hito. Sólo uno: Japón. La agencia espacial japonesa JAXA tiene en su haber dos satélites-radar en banda L, el Alos I y II que operan en forma plena y exitosa. Inclusive, la NASA está muy interesada hoy en tener este tipo de tecnología en el espacio y por eso se asoció a la India para construir una serie de satélites similares.
Las aplicaciones que tienen los aparatos japoneses y los beneficios que generan no paran de crecer, tanto en uso civil como militar (defensa). Ejemplos de su accionar indican que el satélite Alos detectó un posible deslave (desmoronamiento de tierra por acción del agua), lo que permitió evacuar a tiempo a los ciudadanos de una pequeña ciudad japonesa de montaña antes que el barro arrasara con las viviendas.
En tanto, el satélite Alos II monitorea el mar de Japón y la navegación china y norcoreana en aguas militarmente «calientes», anticipando la ubicación de distintos barcos de guerra, ya sea por su fotografía, como también por la estela que deja en el agua.
«Los japoneses se han sorprendido muchísimo con este proyecto argentino. Como cada misión satelital compleja, el aparato es sometido a muchas instancias de revisión y prueba por ingenieros argentinos y de otras agencias espaciales que participan como jurado pertenecientes a varias agencias espaciales de EEUU, Japón, Canadá y Europa. Ellos no podían creer que estuviéramos haciendo este complejo satélite desde cero, sin ningún know how previo. No había experiencia en Argentina en la construcción de un instrumento de radar polarimétrico, con una antena muy grande y mucha sensibilidad en sus integraciones», explicó a Infobae la Investigadora Principal de la Misión SAOCOM de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), Laura Frulla.
«Sólo Japón dispone de satélites con banda L que permiten estudiar la superficie terrestre en general. Las aplicaciones del aparato se adaptan a múltiples necesidades. Los científicos japoneses lograron conocer el instrumento radar argentio al detalle y quieren verlo funcionar ya», remarcó la doctora en Física egresada de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.
Nicolás Renolfi, jefe del proyecto Saocom en Invap, la empresa que construyó el satélite, precisó a Infobae que el Saocom 1A es un satélite de órbita baja con fines científicos y llevará un radar de apertura sintética, que aportará imágenes en blanco y negro, con una resolución espacial de entre 10 y 100 metros, con diferentes ángulos de observación.
«La gran diferencia con las cámaras es que no necesita de la luz, la imagen podrá atravesar una tormenta e, incluso, penetrar el terreno en centímetros o metros, dependiendo de las características. Los objetivos principales son la medición de humedad desde el espacio y ayudar en emergencias», explicó.
Las imágenes podrán ser tomadas independientemente de las condiciones meteorológicas y de la hora del día, de distintas zonas de la Tierra, en tiempo real, y se podrán hacer en 3D.
«Fotos tomadas de una misma montaña en verano y en invierno con nieve permitirán saber el caudal de agua previsto. En el caso de las zonas inundadas, permitirá tener un detalle de cada región. Además tendrá aplicaciones de defensa, ya que puede monitorear en tiempo real el mar argentino y divisar por ejemplo si se está cometiendo una pesca ilegal», remarcó el ingeniero electrónico, que trabaja en Invap desde el año 2000.
«Este logro demuestra que en Argentina se puede, y que no hay que achicarse. Uno no sabe cómo lo va a hacer, pero sabe que lo puede hacer. Nosotros no sabíamos nada de radares. Y menos de colocar uno sobre un satélite», afirmó el experto.
Un satélite único
Enmarcado en el Plan Espacial Nacional, el SAOCOM 1A (Satélite Argentino de Observación con Microondas) fue desarrollado y construido por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) junto con empresas y organismos como INVAP, VENG y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), con participación de unas 80 empresas de tecnología e instituciones del sistema científico-tecnológico del país y la colaboración de la Agencia Espacial Italiana (ASI).
El proyecto se inició en 2008, dando comienzo a la construcción del satélite concretamente en 2013, en distintos puntos del país: Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Río Negro. Después de 5 años, un récord para la construcción de un satélite tan complejo como este, el aparato se encuentra en cuenta regresiva para su lanzamiento y puesta en órbita.
La misión SAOCOM llevará al espacio una compleja tecnología de observación de la Tierra. Se trata de un instrumento activo que consiste en un Radar de Apertura Sintética (SAR, por sus siglas en inglés), que trabaja en la porción de las microondas del espectro electromagnético, particularmente la banda L.
Tiene tres paneles solares y una plataforma de servicio de 4,7 m de altura por 1,2 m de lado. Observará el planeta de día y de noche, con lluvia o nubes y podrá trasmitir gracias a su antena radar de siete paneles.
Una vez en el espacio, la antena radar del satélite emitirá hacia la Tierra pulsos en microondas que interactuarán con los elementos de la superficie. Esos pulsos volverán a la antena y brindarán información de los elementos que puedan encontrar en la Tierra (hielo, vegetación, suelo, agua, edificios, barcos, etc.). Allí el satélite recibirá esos pulsos y generará paquetes de datos que enviará al Centro de Control de la Misión, ubicado en Córdoba, Argentina.
El satélite, de 3 toneladas de peso, está específicamente diseñado para que pueda servir a la agricultura y a la hidrología, pero también, por ejemplo, permitirá la generación de modelos digitales de elevación del suelo, modelos hidrológicos, para generar pronósticos de inundaciones o sequías, entre otros muchas aplicaciones.
Se trata de un proyecto desarrollado en colaboración con la Agencia Espacial Italiana (ASI) e integra de manera operacional, junto con los satélites italianos COSMO-SkyMed, el SIASGE (Sistema Italo-Argentino de Satélites para Gestión de Emergencias).
El SIASGE estará integrado por dos satélites SAOCOM 1A y 1B, provistos por la CONAE y cuatro satélites de la Constelación Italiana COSMO-SkyMed, de la ASI. Este conjunto de satélites permitirán obtener información certera y actualizada de incendios, inundaciones, erupciones, terremotos, avalanchas, derrumbes y deslaves.
Los 6 satélites se encontrarán ubicados en órbitas polares a la misma altura, en distintos planos orbitales, de tal manera que el conjunto funcione como un instrumento con un enorme ancho de visión sobre la tierra. Esto permitirá un monitoreo en tiempo casi real, ya que se obtendrá actualización de la información cada 12 horas, especialmente necesario para el monitoreo y seguimiento de la evolución de catástrofes.
Las imágenes, unas 225 fotos por día, podrán ser tomadas independientemente de las condiciones meteorológicas y de la hora del día, de distintas zonas de la Tierra, en tiempo real, y se podrán hacer en 3D.
Uso civil y comercial
La utilidad de los satélites Saocom tienen un abanico de aplicaciones, tanto civiles como también comerciales. «La misión es parcialmente comercial. Es una situación espejo a los italianos Cosmo Skynet. Todo usuario que quiera la información para comercializarla, deberá pagarla. Pero quienes la quieran para uso acádémico, institucional o gubernamental, será gratuita. Para ello, deben previamente firmar una licencia de uso en el marco del convenio con Conae para que esos datos no terminen en manos privadas», comentó Frulla.
Las antenas de Conae en Falda del Cármen, en Córdoba servirán para monitorear al satélite argentino
Las antenas de Conae en Falda del Cármen, en Córdoba servirán para monitorear al satélite argentino
En el ámbito comercial, será de mucha utilidad para el productor agropecuario, por ejemplo. Frulla comentó las instancias que van desde el satélite al productor: una vez obtenidas las imágenes, se envían a la estación receptora que la Conae tiene en la localidad cordobesa de Falda del Carmen, donde son procesadas para generar distintos niveles de información que se convertirán en los insumos para las diferentes aplicaciones para la agricultura y la hidrología.
«Una vez procesadas, el productor va a poder ingresar a nuestra web desde su dispositivo (tablet, celular o notebook) y le suministrará al programa las características de su campo y las condiciones meteorológicas, y un software le va a devolver el reporte en forma de texto o gráficos con una estimación de rinde, o el contenido de humedad en el suelo, o la posibilidad de fertilizar de acuerdo a la situación que desee conocer», concluyó la especialista.