El Sistema Solar es un pequeño «átomo» en la inmensidad de la Vía Láctea, una galaxia formada por cientos de miles de millones de estrellas y de sistemas solares, puesto que se considera que la gran mayoría de las estrellas tienen sus propios sistemas planetarios, de hasta ocho integrantes. Nuestra estrella orbita alrededor de la Vía Láctea, completa una vuelta cada 225 millones de años, y arrastra consigo ocho planetas, cinco planetas enanos, 19 grandes lunas, 185 pequeños satélites, 4.000 cometas y del orden de 800.000 pequeños cuerpos, mayores que un asteroide o un cometa pero menores a un planeta enano. Aparte de eso está todo lo que aún no conocemos.
Precisamente, este martes, el Centro de Planetas Menores de la Unión Astronómica Internacional ha anunciado el descubrimiento de un nuevo miembro del Sistema Solar: un objeto llamado 2015 TG387 y apodado «El Duende». Se trata del planeta enano más lejano y se cree que alcanza un diámetro de 300 kilómetros. Su lejana posición y órbita le convierten, según los autores de un estudio que ha sido enviado para ser publicado en Astronomical Journal, en un indicio que avala la existencia de un planeta desconocido en los confines del Sistema Solar: el Planeta X.
El hallazgo ha sido fruto del trabajo de Scott Sheppard, Chad Trujillo y David Tholen, astrónomos en la Institución Carnegie para la Ciencia, la Universidad del Norte de Arizona y de la Universidad de Hawái, respectivamente, que están buscando activamente indicios del Planeta X. El descubrimiento también un golpe de suerte, dada la enorme dificultad de avistar un cuerpo tan pequeño y lejano.
«Creemos que podría haber miles de pequeños cuerpos como 2015 TG387 en los márgenes del Sistema Solar, pero la distancia hace muy difícil encontrarlos», ha dicho en un comunicado David Tholen. De hecho, «en este momento, solo somos capaces de detectar este cuerpo cuando está en su máxima aproximación al Sol. Durante el 99 por ciento restante de su órbita, que tarda en recorrer 40.000 años, sería demasiado tenue para poder ser observado».
Las afueras del Sistema Solar
Este nuevo planeta enano es el que más se aleja del Sol. Ahora está a una distancia de la estrella dos veces y media mayor a la que existe entre el Sol y Plutón, pero llegará a colocarse a 2.300 Unidades Astronómicas de él (cada Unidad Astronómica o UA es la separación media que existe entre la Tierra y el Sol). Esta separación es gigantesca, si se tiene en cuenta que, por término medio, Marte está a 1,52 UAs del Sol, Saturno a 9,6 y Plutón a unas 39,5 Unidades Astronómicas.
Además, 2015 TG387 o «El Duende» es de los pocos cuerpos que nunca se acercan al Sol. Su perihelio, el punto más cercano de la órbita, se encuentra a la enorme distancia de 65 Unidades Astronómicas. Solo hay dos cuerpos, 2012 VP113 y Sedna, cuyos perihelios son más lejanos, a una distancia de 80 y 76 UAs, respectivamente. Sin embargo, estos se alejan mucho menos de la estrella que «El Duende».
¿Qué está tirando de «El Duende»?
Esto le convierte en un cuerpo extremadamente interesante para los astrónomos: «Los llamados objetos interiores de la nube de Oort –esta es una región esférica que envuelve el Sistema Solar y que se extiende hasta los 1,87 años luz de distancia– como 2015 TG387, 2012 VP113 y Sedna, están aislados del resto del Sistema Solar», ha explicado Scott Sheppard. Por este motivo, «pueden ser usados como sondas para comprender qué está ocurriendo en los límites del Sistema Solar».
Una de las cosas que puede estar ocurriendo en las afueras del Sistema Solar es que exista un planeta de entidad nunca avistado por los astrónomos: se trataría del Planeta X.
«Estos objetos distantes son como migas de pan que nos dirigen hasta el Planeta X», ha dicho Sheppard. «Cuantos más encontremos, mejor entenderemos el Sistema Solar interior y el posible planeta que está dando forma a sus órbitas», ha dicho el astrónomo.
En todo caso, ha hecho falta mucho trabajo para poder dar con «El Duende», porque este pequeño mundo se mueve muy despacio a lo largo de su órbita y su brillo es muy tenue. Fue observado por primera vez por el telescopio japonés Subaru, en Hawái, y luego fue seguido por el telescopio Magallanes y el Telescopio Discovery Chanel, en Chile y Arizona, respectivamente. Así, las observaciones tomadas desde 2015 y prolongadas durante cuatro años han permitido determinar la órbita de «El Duende».
El hecho de que tanto Sedna, como 2012VP113 y como «El Duende» estén tan lejos, más allá del cinturón de Kuiper, sugiere, según los firmantes de esta investigación, que estos objetos están recibiendo el tirón gravitacional de algo grande y distante.
Una posible supertierra
Las simulaciones realizadas por estos autores han propuesto que un hipotético Planeta X podría estirar la órbita de «El Duende», hasta esas 2.300 UAs a las que se llega a alejar. Este escenario sería compatible por lo propuesto en 2016 por los astrónomos Konstantin Batygin y Michael Brown, quienes propusieron la existencia de un planeta de tamaño supertierra (mayor que la Tierra pero menor que Neptuno), situado a cientos de UAs del Sol.
Aparte de las observaciones hechas con telescopios, las simulaciones han resultado ser compatibles con un escenario donde «El Duende» habría sido estable durante toda la vida del Sistema Solar y donde nunca se habría acercado al Planeta X, al igual que ocurre con Plutón, un pequeño mundo que nunca se acerca a Neptuno a pesar de las proximidad de sus respectivas órbitas.
«Lo que hace este resultado más interesante es que el Planeta X parece afectar a 2015 TG3878 igual que a los otros objetos lejanos del Sistema Solar», ha concluido Trujillo. «Estas simulaciones no prueban que haya otro planeta en el Sistema Solar, pero son una evidencia adicional de que algo grande podría estar ahí fuera».
¿Realmente existe el Planeta X?
¿Podría ser así? Conviene tener en cuenta que los autores de este estudio son precisamente los astrónomos más implicados en la búsqueda del Planeta X. Sus pesquisas giran alrededor del telescopio Subaru, que barre el cielo en las proximidades de la constelación de Orión en busca del sutil brillo de la supertierra que podría haber ahí.
En la actualidad, la mayor parte de los astrónomos consideran que este planeta no existe, porque, sencillamente, no se han encontrado evidencias suficientes como para afirmarlo. Sus partidarios, sin embargo, esgrimen su existencia como explicación para una anomalía estadística en la distribución de pequeños cuerpos en el cinturón de Kuiper y para la inclinación del eje de rotación solar. También consideran que esta supertierra podría alcanzar las diez masas terrestres.
Estos defensores explican que este mundo fue expulsado de su órbita por el gigantesco planeta Júpiter durante el nacimiento del Sistema Solar, o que pudo ser capturado por el Sol, cuando otro sistema solar pasó por sus cercanías. Fuera como fuera, y solo si el Planeta X existiera en las afueras del Sistema Solar, su larga órbita le estaría acercando inexorablemente al alcance de los telescopios terrestres.
Fuente ABC