Cada vez conocemos mejor el espacio y a nuestros vecinos planetarios, aunque a veces los hallazgos tienen un sabor más bien melancólico (o directamente se trata de cosas que ya ni existen). Y lo último que se está apuntando es que la desaparición de la Gran Macha Roja de Júpiter se puede producir antes de lo que se esperaba.
Sobre ella hablamos en detalle, siendo una de sus características precisamente su larga vida, dado que llevamos observándola más de 300 años (si fuese Robert Hooke el primero como se cree, 354 años). Pero las últimas estimaciones apuntan a que estaríamos viviendo los últimos años de esta monstruosa tormenta que ha sido un característico broche rojo del gigante de nuestro vecindario.
Gracias a la sonda Juno que orbita el Gigante Gaseoso tenemos impresionantes imágenes de Júpiter y también información muy valiosa. De hecho, hace unas semanas conocíamos mejor a esta Gran Mancha gracias a los instrumentos de la sonda, sabiendo que su tamaño es 50 y 100 veces más profunda que los océanos terrestres y que las temperaturas en ella son mucho más altas en la base que en la superficie.
Esquema de la detección a seis niveles de los sensores de microondas de Juno en la mancha. (Crédito: NASA/JPL-Caltech/SwRI)
Se ha estudidado cuál era el posible mecanismo de formación de la misma, hablando de un trabajo que se publicaba en Nature que explicaba de la interacción entre las dos atmósferas del planeta (superior e inferior). Concretamente, la permanencia de la tormenta se debe a que hay dos corrientes enormes que se mueven en direcciones opuestas y la mantienen estable.
Glenn Orton, investigador principal en el proyecto Juno, comenta que todas las tormentas acaban desapareciendo y que ésta lleva atenuándose desde hace un tiempo.
Habla de la disminución del tamaño de la Mancha concretamente desde que se pudo calcular su tamaño por primera vez (en el siglo XIX), cuando su diámetro era unas cuatro veces el de Tierra, estando ahora en torno a 1,3 veces. Además, los investigadores concluyen que la Gran Mancha Roja desaparecerá en unos 20 años, lo cual Orton resume de manera bastante peculiar.
La Gran Mancha Roja será en una década el Gran Círculo Rojo. Quizás algún tiempo después sea el Gran Recuerdo Rojo.
Investigando a contrarreloj
Cuando hablamos del espacio, estamos acostumbrados a que nos digan distancias que nos cuesta asimilar (con años luz o unidades astronómicas) o plazos que directamente son tan largos que asumimos al instante que no estaremos como espectadores. Pero en este caso los científicos de la NASA hablan de tan sólo 20 años, por lo que si seguimos escrutando Júpiter conforme lo hacemos ahora quizás podamos asistir al ocaso de esta tormenta que durante siglos ha caracterizado el exterior del gigante gaseoso.
De momento seguiremos disfrutando de las fascinantes imágenes que nos envía Juno y el resto de observatorios espaciales, que como vemos sirven para conocer y predecir (teóricamente) lo que acontecerá en nuestros alrededores.