Un extraño anillo circular cerca de nuestra galaxia vecina conocida como la Gran Nube de Magallanes (LMC), situada a 163.000 años luz de la Tierra, asombra a los astrónomos. Podría ser el primer caso conocido de un remanente de supernova intergaláctica: en concreto, serían los restos de una estrella que explotó hace alrededor de 7.000 años.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Western Sydney, en Australia, ha descubierto una fuente de radio perfectamente circular muy cerca de la Gran Nube de Magallanes, una galaxia satélite de la Vía Láctea, identificado como J0624–6948. El misterioso anillo no sería un círculo de radio (ORC) como los científicos pensaron en un primer momento, sino los restos de la explosión de una estrella hace aproximadamente 7.000 años: podría convertirse en la primera supernova intergaláctica identificada. Se detectó por primera vez en una frecuencia de 888 MHz con el Australian Square Kilometer Array Pathfinder (ASKAP), y posee un diámetro de aprox. 196 arcsec.
¿Un nuevo círculo de radio?
La Gran Nube de Magallanes es una galaxia enana, que compone el denominado Grupo Local. Se encuentra a 163.000 años luz de distancia de la Tierra, siendo la tercera galaxia más próxima a la Vía Láctea. En su zona de influencia, los astrónomos australianos descubrieron un anillo de ondas de radio. Lo primero que pensaron los científicos es que se trataba de un nuevo caso de los llamados círculos de radio impares (ORC).
Hasta el momento se han detectado cinco de estos círculos de radio en diferentes zonas del espacio. Están conformados por emisiones de radio extremadamente débiles, que se posicionan alrededor de galaxias que presentan un agujero negro central de intensa actividad. Su tamaño es alrededor de un millón de años luz de diámetro, equivalente a 16 veces el tamaño de nuestra propia galaxia. A pesar de esto, los círculos de radio extraños son difíciles de ver. Estos enormes objetos solamente pueden registrarse mediante radiotelescopios, ya que desaparecen misteriosamente al intentar identificarlos con otros telescopios como ser ópticos, infrarrojos o de rayos X.
Al descubrir el nuevo objeto, los científicos realizaron observaciones adicionales, porque aunque su apariencia indicaba que podría ser un ORC, otros aspectos marcaban notables diferencias. Por ejemplo, hallaron que las emisiones de radio se concretaban en un espectro distinto, con una forma más plana. Además, no existía una galaxia central de importancia que funcionara como anfitriona en la zona y su tamaño era aún más grande que el de los ORC, que llegan a ser 16 veces más voluminosos que nuestra propia galaxia.
Una supernova intergaláctica
Frente a estos datos, los astrónomos comenzaron a pensar en otras alternativas. Concluyeron que el fenómeno podría explicarse a partir de una estrella que explotó en las afueras de la Gran Nube de Magallanes, que derivó en una supernova de características únicas, con influencia intergaláctica. El estallido habría ocurrido hace aproximadamente 7.000 años, y podría haber implicado la explosión de dos estrellas que orbitaban entre sí.
De verificarse finalmente esta hipótesis, se trataría de la primera supernova intergaláctica confirmada mediante evidencias concretas. Habitualmente, estas explosiones estelares tienen lugar en el interior de las galaxias. Sin embargo, primero hay que descartar otras posibilidades: en el nuevo estudio, publicado recientemente en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, los investigadores consideraron otros escenarios.
Otras Hipótesis
El extraño anillo circular podría representar un remanente de las emisiones de una estrella cercana a la Vía Láctea, ubicada a solo 190 años luz de distancia del Sol, que produjo enormes llamaradas hace solo unos pocos siglos. Tampoco puede descartarse que se trate de un nuevo tipo de ORC, con un tamaño mayor a los detectados hasta el momento.